Arañas navegantes

"Magnolia Green Jumping Spider" (Lyssomanes viridis), hice la foto ayer mismo (6/7/2015 Athens, GA).
Imagina que una isla volcánica explota en mitad del mar (por poner un ejemplo a lo Michael Bay), y todo bicho viviente desaparece sobre su superficie. Con el tiempo algunas semillas llegarán hasta allí, las plantas comenzarán a extenderse, y junto a ellas los primeros animales.

El naufrago que caiga en dicha isla descubrirá como uno de los primeros animales en llegar serán las arañas (algo que también encantaría a Michael Bay). Pero ¿cómo logran las arañas llegar antes que otros animales?

Hay gente que teme tanto a las arañas que cree que pueden volar (literalmente) hacia su cara. ¿Se equivocan? pues algunos sí, pero muchos otros no. Hace un par de años las fotografías de la lluvia de arañas en Australia dieron la vuelta a internet. Enormes cantidades de arañas habían caído del cielo, y al descender con su tela, ésta cubría casas, cultivos y perros. Este fenómeno, conocido como "lluvia de arañas" o "cabello de ángel" es tan espectacular que hasta las religiones ufológicas (¡¿?!) tratan de darle explicación (vídeo del fenómeno, y resultado).

La realidad siempre es más apasionante que la mitología (limitada por nuestra inventiva), aunque sea mucho más difícil de apreciar. El vuelo arácnido es conocido desde tiempos de Aristóteles, pero hoy en día continúa sorprendiéndonos. Las arañas se dejan colgar con su tela de una rama, y producen hilo en exceso hasta que el viento las arrastra (esquema). Este mecanismo tan sencillo les permite volar enormes distancias (¡se han descubierto arañas volando a casi 5 km de altura!).

Pero ¿qué hay de las arañas navegantes? Los miembros del "spider-lab" de Nottingham, liderados por Morito Hayashi, han puesto a prueba la capacidad de las arañas de navegar. Colocaban las arañas sobre un volumen de agua con una profundidad de solo 1cm, y les proporcionaban algo de viento (o no).

Las arañas al caer en el agua podían poner una postura u otra para aprovecharse de la tensión superficial y no hundirse, pero al aplicarles el "efecto viento" algo sorprendente ocurría: adaptaban con su cuerpo una postura que les permitía navegar, ¡como si de una vela se tratase! 

Observad el método en el siguiente vídeo:


Algunas de las estrategias seguidas por estos artrópodos son:

Navegantes. Utilizan las patas a modo de vela


Navegantes invertidas. Usan el abdomen como vela.


Ancladas. Enganchan su tela en el agua, quizás para poder agarrarse a algún objeto flotante.


Me encantaría poder observar este comportamiento en la naturaleza (o que alguien con una buena cámara lo haga por mi).

Tay

Visto en TheGuardian
Artículo original aquí (libre acceso)

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